He aquí el nuevo libro de un «riguroso maestro capaz de llevar la poesía
hasta el terreno de la filosofía» (José Luis García Martín). Tras seis
años de espera, Corteza de abedul culmina la trayectoria coherente e
inquisitiva de Antonio Cabrera en pos de una poesía que mira y piensa a
la vez. Estos poemas se acercan a los espacios abiertos y a la
naturaleza en sus manifestaciones más concretas: una palmera solitaria,
un insecto, unas hojas de arce, un guijarro, unos lirios amarillos, una
duna... Su forma de contemplar es siempre sugestiva. Versos sobrios y
precisos, con el tono de la meditación, conscientes de la proximidad y
la distancia a la que el mundo exterior se sitúa. Sus palabras ―que
afectan tanto a la inteligencia como a la emoción― van levantando acta
del afuera y se vuelven finalmente hacia el interior de quien observa y
razona. No por casualidad el conjunto se cierra con un autorretrato del
poeta.
Treinta años después de su publicación original (1978), la editorial Wunderkammer nos presenta una revisión de Sol negro. Depresión y melancolía , tal vez uno de los textos más conocidos de la filósofa y psicoanalista Julia Kristeva (Bulgaria, 1941). Sol negro es uno de esos textos que pueden hacer que pases una noche en vela: el análisis que propone de la tristeza es punzante, los ejemplos clínicos de depresión femenina pueblan de imágenes terribles los intentos de conciliar el sueño. Sol negro alcanza lo íntimamente personal, y quizá esto sea lo que lo hace más significativo. Tener de nuevo el libro entre mis manos me daba miedo por dos razones radicalmente opuestas: me asustaba la idea de que me afectara del mismo modo que lo hizo la primera vez, pero aún temía más que me decepcionara y no superase la barrera de las circunstancias. No ha sido el caso. Un segundo acercamiento –y tal vez ese sea el sentido de realizar la revisión de un texto– permite hacer una lectu
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