El
inquisidor Ravenor continúa la persecución de su mayor enemigo, Zygmunt
Molotch. A pesar de haberlo tenido cerca, siempre se le ha escapado.
Por eso esta caza empieza a ser algo personal para ambos.
Entre engaños y traiciones, Ravenor y
sus hombres se verán obligados a escoger: o acatar las normas, o
continuar con una caza que parece imposible. Deberán desobedecer las
órdenes directas de la Inquisición y volverse fugitivos para poder
seguir la implacable búsqueda para capturar a Molotch antes de que sea
demasiado tarde.
Sin embargo, un mal mucho mayor que
Molotch planea sobre las cabezas de Ravenor y sus hombres; de hecho, lo
hace sobre todo el universo: Slyte. ¿Sigue siendo una amenaza? Y si es
así, ¿dónde se esconde? ¿Cuántos sacrificios tendrán que hacer Ravenor y
sus hombres para contener el mal?
Ravenor fugitivo
es la tercera entrega de la serie Ravenor y
el cierre de las aventuras de este
peculiar inquisidor que dista mucho
de ser un héroe de acción y se acerca más, como ya se ha dicho en muchas
ocasiones, al profesor Xavier de X-men. Pero no nos dejemos
engañar. A pesar de estar condenado a permanecer en una silla vital,
Ravenor es un personaje brillante, presente a lo largo de toda la
acción, incluso cuando no está realmente implicado en ella. Y es que
Ravenor es casi una presencia, una luz para sus hombres en los momentos
más oscuros, y un fantasma al que seguir burlando para Zygmunt Molotch.
En este último libro, la lucha entre el bien y el mal sigue su curso, pero se introducen nuevos matices, planteando una pregunta que se ha hecho a lo largo de la historia de la humanidad: ¿es posible que el mal habite en un alma buena? ¿Es posible controlar el mal, o siempre se abre camino? A través de universos conocidos y otros universos por conocer – el autor se adentra en el maravilloso e inquietante mundo de los viajes en el tiempo y el espacio desconocido – Ravenor y sus hombres deberán enfrentarse a peligros que desconocían y que tenían más cerca de lo que se pensaban.
Uno de los puntos fuertes de esta entrega es la manera en que el autor consigue sembrar la sospecha en los personajes del libro y en el propio lector. A pesar de tener cabezas visibles del mal a las que perseguir – Zygmunt Molotch y Orfeo Culzean, por ejemplo – el lector sabe que hay algo en el ambiente. Traiciones, sospechas, muros mentales que demuestran la necesidad de ocultar algo, son algunos de los elementos que van haciendo mella en el lector, convirtiéndolo en un detector de posibles males. Y es que el mal, a veces, no se encuentra en el lugar más obvio. En este caso, incluso Ravenor se verá burlado y deberá luchar hasta el final para evitar la terrible profecía que anunciaba el despertar de Slyte.
Como en otras entregas de la serie Ravenor, Ravenor fugitivo muestra un universo de ciencia ficción complejo y rico en matices. La diversidad de guerreros, que ya aparecían en los libros anteriores, y sus capacidades de lucha nos demuestran, una vez más, la solidez de esta ciencia ficción militar que se pierde en el tiempo y el espacio imaginario que tan bien domina Dan Abnett.
Ravenor fugitivo es una buena manera de acabar la serie del Inquisidor Ravenor y, aunque hay ciertos aspectos del final que pueden resultar algo abruptos, la forma en que se llega hasta él está tan bien llevada, llena de giros, confesiones, renuncias y sorpresas, que al encontrarse ante el punto final, a uno le sabe mal abandonar a su suerte a esos personajes.
En este último libro, la lucha entre el bien y el mal sigue su curso, pero se introducen nuevos matices, planteando una pregunta que se ha hecho a lo largo de la historia de la humanidad: ¿es posible que el mal habite en un alma buena? ¿Es posible controlar el mal, o siempre se abre camino? A través de universos conocidos y otros universos por conocer – el autor se adentra en el maravilloso e inquietante mundo de los viajes en el tiempo y el espacio desconocido – Ravenor y sus hombres deberán enfrentarse a peligros que desconocían y que tenían más cerca de lo que se pensaban.
Uno de los puntos fuertes de esta entrega es la manera en que el autor consigue sembrar la sospecha en los personajes del libro y en el propio lector. A pesar de tener cabezas visibles del mal a las que perseguir – Zygmunt Molotch y Orfeo Culzean, por ejemplo – el lector sabe que hay algo en el ambiente. Traiciones, sospechas, muros mentales que demuestran la necesidad de ocultar algo, son algunos de los elementos que van haciendo mella en el lector, convirtiéndolo en un detector de posibles males. Y es que el mal, a veces, no se encuentra en el lugar más obvio. En este caso, incluso Ravenor se verá burlado y deberá luchar hasta el final para evitar la terrible profecía que anunciaba el despertar de Slyte.
Como en otras entregas de la serie Ravenor, Ravenor fugitivo muestra un universo de ciencia ficción complejo y rico en matices. La diversidad de guerreros, que ya aparecían en los libros anteriores, y sus capacidades de lucha nos demuestran, una vez más, la solidez de esta ciencia ficción militar que se pierde en el tiempo y el espacio imaginario que tan bien domina Dan Abnett.
Ravenor fugitivo es una buena manera de acabar la serie del Inquisidor Ravenor y, aunque hay ciertos aspectos del final que pueden resultar algo abruptos, la forma en que se llega hasta él está tan bien llevada, llena de giros, confesiones, renuncias y sorpresas, que al encontrarse ante el punto final, a uno le sabe mal abandonar a su suerte a esos personajes.
(Por Inés Macpherson )
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