Se trata de un modelo Lefaucheux con
el que Paul Verlaine, ebrio, disparó contra Rimbaud en una enésima
disputa de amantes en un mísero hotel de Bruselas el 10 de julio de
1873.
Verlaine había comprado ese revólver de siete milímetros y seis disparos por 23 francos al mejor armero de la ciudad, Montigny.
El arma de bolsillo la tenía un coleccionista
privado belga y la encontró Bernard Bousmanne, el director de la
exposición ‘Verlaine, celda 252’ en Mons (sur de Bélgica) donde está
expuesta por primera vez.
Rimbaud, herido en una muñeca, no demandó a
Verlaine, pero éste fue condenado a dos años de prisión por el juez
Théodore t'Serstevens.
Pagó el precio de su mala reputación -abandonó
a su esposa y niños en París para irse con Rimbaud-, su pasado
'communard', veterano de la Comuna de París, pero sobre todo sus
costumbres "inmorales", sus "amores de tigre" con el genial adolescente.
"Se lo condena más por su homosexualidad que por haber disparado contra Rimbaud", destaca Bousmanne.
Organizada en el marco de Mons, capital europea de la cultura 2015, la exposición deja como un potente gusto de ajenjo, la ‘fée verte’ (el 'hada verde'), ese alcohol que enloquece.
Expuestas están las declaraciones, el examen
médico de Verlaine por dos médicos forenses designados para constatar su
homosexualidad, los considerandos del fallo, las cartas explícitas de
Rimbaud a Verlaine y de Verlaine a Rimbaud, halladas en sus billeteras,
una fotografía, inédita, fascinante, de Verlaine con 22 años,
manuscritos y dibujos originales, entre otros objetos.
También está sobriamente reconstituida la
celda 252, en donde el 'Príncipe' de los poetas fue encarcelado entre
octubre de 1873 y enero de 1875.
“Verlaine fue primero encarcelado en Bruselas,
y luego fue transferido a lo que era la nueva prisión belga modelo, en
Mons, y finalmente no estará tan mal", señala Bousmanne.
El detenido puede escribir y recibir cartas,
se le pueden enviar libros así como comidas. "Para Verlaine será como un
paréntesis en su vida y un gran momento de creación", añade Bousmanne,
director del departamento de Manuscritos de la biblioteca real de
Bélgica.
"No es un momento anodino en su vida, ya que
fue en Mons donde mandó publicar su obra 'Romanzas sin palabras' y
escribió algunos de sus más bellos poemas como 'Crimen Amoris', 'La
canción de Gaspard Hauser' o 'Arte Poética'", agrega.
Verlaine tuvo incluso el proyecto, que luego
abandonó, de reunir esos poemas con el título ‘Celularmente’, en alusión
a la ‘cellule’ (celda) donde estuvo encarcelado.
A decir verdad, el poeta de la melancolía no
parece haber guardado un excesivo rencor de su encarcelamiento en la
prisión de Mons, a la que hizo referencia en unos versos calificándola
como "el mejor de los castillos".
De hecho, 20 años después de su liberación, Verlaine, sin dinero, volvió a Bélgica para dar una serie de conferencias.
Considerado como el poeta vivo más importante desde la muerte de Victor Hugo, los belgas lo recibieron sin un entusiasmo desmedido.
"Todos los que se esperaban ver a un poeta con
una capa, una gran bufanda, vieron a un hombre que parecía casi el
doble de su edad, alcohólico, que caminaba con dificultad, con una
actitud de mendigo y un poco tenebroso", explica Bousmanne.
"Porque Verlaine es fiel a sí mismo, aprovecha
para ir al bistrot, llega ebrio a las conferencias, pierde sus notas,
se desploma frente al público..., una visita que marcó" a los belgas,
explica.
Este poeta infausto no deja de fascinar. Patti
Smith, numen de los escenarios neoyorquinos, de gira por Europa, viajó
hasta Mons para una visita sorpresa de la exposición Verlaine. Posó con
el pequeño revolver.
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